¡Gracias Viña! (el por qué de una sonrisa)
El pájaro que revolvía aire
con sus plumas de acero
dejó de murmurar nieblas de alegría
bajo las sombras de los cerezos
y en cambio
comenzó a patinar
entre el barro
y las hojas secas
de un patio sin recuerdos.
Luego volví a tomar el rifle
e intenté darle a otra cosa.
- puta que te quiero, incluso desde antes de cristo.
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